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Aug 22, 2023

Italia da la espalda a la Franja y la Ruta de China

Las ambiciones de China en Europa sufrieron un importante revés esta semana cuando Italia señaló sus planes de abandonar el programa emblemático de política exterior de Beijing, la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), subrayando una situación más amplia.

Las ambiciones de China en Europa sufrieron un importante revés esta semana cuando Italia señaló sus planes de abandonar el programa emblemático de política exterior de Beijing, la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), lo que subraya un cambio más amplio en Europa a medida que los gobiernos se vuelven cada vez más cautelosos ante su dependencia económica de Beijing.

Las ambiciones de China en Europa sufrieron un importante revés esta semana cuando Italia señaló sus planes de abandonar el programa emblemático de política exterior de Beijing, la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), lo que subraya un cambio más amplio en Europa a medida que los gobiernos se vuelven cada vez más cautelosos ante su dependencia económica de Beijing.

Si bien Beijing ha buscado durante mucho tiempo expandir su huella económica en Europa, incluso canalizando dinero hacia proyectos de infraestructura BRI, las mayores economías europeas se negaron en gran medida a firmar la iniciativa. Eso cambió en 2019, cuando Italia se separó de sus pares y se convirtió en el primer y único miembro del G-7 de la BRI, una medida que enfureció a Washington y representó una importante victoria política para China.

Al salir de la BRI, Roma asestará un golpe vergonzoso a Beijing en el décimo aniversario de la iniciativa. La retirada planificada de Italia también refleja un ajuste de cuentas más amplio que se está apoderando de Europa a medida que muchos líderes se alejan de la profunda integración económica que durante años ha definido la relación entre Europa y China. Durante años, Europa ha ido a la zaga del enfoque de confrontación de Washington hacia China, especialmente en lo que respecta a la integración económica (o desacoplamiento). Pero eso parece estar cambiando.

"Para los chinos, esto es una gran humillación", dijo Yun Sun, director del programa de China en el Centro Stimson, quien señaló que Beijing estaba orgulloso del hecho de que los países occidentales, y particularmente los europeos, se hubieran adherido a la BRI. . "Que Italia anuncie públicamente su intención de retirarse de la BRI, creo que los chinos se sienten muy ofendidos por esa decisión".

La BRI, piedra angular de la estrategia de política exterior del presidente chino Xi Jinping, ha permitido a China exportar su exceso de capacidad industrial al tiempo que amplía su influencia geopolítica, aunque el programa ahora parece estar disminuyendo. En la década transcurrida desde su creación, dos tercios de los miembros de la Unión Europea, principalmente en el este, se han sumado a la iniciativa para aprovechar la inversión china e impulsar el crecimiento, lo que ha resultado en una serie de proyectos ferroviarios, portuarios y de carreteras. Muchos de estos países, como Italia, estaban lidiando con economías en crisis y promocionaron las posibles ganancias económicas que podrían derivarse de la inversión de la BRI.

Cuatro años después, esas apuestas no han dado sus frutos. Cuando Italia se adhirió a la iniciativa, las empresas chinas acordaron invertir 2.800 millones de dólares en proyectos de infraestructura, incluidos puertos italianos, lo que alimentó las esperanzas de los legisladores de obtener grandes beneficios. Pero el auge económico nunca llegó.

“En 2019, había expectativas irracionales sobre lo que este acuerdo podría aportar a Italia”, dijo Noah Barkin, experto en las relaciones entre Europa y China en Rhodium Group. "Este acuerdo no ha generado grandes dividendos". Las exportaciones italianas a China se han mantenido prácticamente estables, dijo, mientras que la inversión extranjera directa china en Italia se ha desplomado.

Roma está adoptando ahora una línea más dura hacia China. El ex primer ministro Mario Draghi bloqueó las transferencias de tecnología a Beijing e impidió las adquisiciones chinas de empresas italianas. La actual Primera Ministra, Giorgia Meloni, ha ido aún más lejos, restringiendo la influencia de una empresa china sobre el fabricante de neumáticos italiano Pirelli y afirmando su apoyo a Taiwán. En comentarios mordaces, el ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, criticó la decisión de Italia de unirse a la BRI el domingo, calificándola de "acto improvisado y atroz".

“La cuestión hoy es: cómo alejarse [de la BRI] sin dañar las relaciones [con Beijing]”, dijo. “Porque es cierto que China es un competidor, pero también es un socio”.

La misma pregunta ha estado pesando en las mentes de otros líderes europeos que han estado reevaluando sus vínculos económicos de larga data con China en medio de una batalla comercial tecnológica cada vez más intensa. El mes pasado, China tomó represalias contra los controles de exportación occidentales con sus propias restricciones radicales sobre el galio y el germanio, dos insumos cruciales para la fabricación de chips. Impulsada por esas tensiones, Bruselas, al igual que Washington, está tratando de “eliminar riesgos” de las relaciones económicas.

"Sólo porque todos estuvieron de acuerdo en reducir el riesgo, no significa que todos estén de acuerdo en lo que realmente significa reducir el riesgo", dijo Liana Fix, experta en Europa del Consejo de Relaciones Exteriores. "Definitivamente existe una línea divisoria entre la amplitud con la que se deben aplicar los instrumentos".

La salida de Italia de la BRI sería sólo la última de una larga serie de asociaciones que se desmoronan entre los países europeos y China. La iniciativa diplomática de China en Europa central y oriental, denominada 17+1, ha ido perdiendo miembros progresivamente a lo largo de los años; más recientemente, en abril, colapsó un acuerdo clave de comercio e inversión entre la Unión Europea y China.

Más allá de revelar su propia contraestrategia de la BRI en 2021 (el Global Gateway), los líderes europeos ahora están asestando otro golpe a Beijing al rechazar su próximo Foro de la Franja y la Ruta, informó el Wall Street Journal.

"Europa ve cada vez más a China como un competidor, un rival, un desafío y menos como una oportunidad económica, que es como solía ver a China", dijo Barkin. “Está impulsando la diversificación fuera de China; está tratando de volverse más resiliente económicamente [y] reducir la dependencia de China para insumos críticos, como lo está haciendo Estados Unidos”.

Como era de esperar, las últimas medidas de Italia enfurecieron a Beijing, que criticó a “algunas fuerzas” por “exagerar y politizar” la membresía de Roma en la BRI. A principios de esta semana, los medios estatales chinos también enfatizaron que la entrada de Italia a la BRI ha "promovido la cooperación pragmática" y "sirve a los intereses de las personas de ambos lados".

Dado lo estrechamente entrelazada que está la BRI con el legado político de Xi, Sun, el experto en Stimson, dijo que la decisión de Italia sin duda repercutirá en su relación con China.

“Los chinos consideran la BRI como una iniciativa emblemática de política exterior de Xi Jinping; está muy estrechamente asociado con la credibilidad de Xi Jinping y su liderazgo como gran potencia”, dijo. "No creo que los chinos dejen pasar esto a la ligera".

Cristina Lu es reportero de Foreign Policy. Gorjeo: @christinafei

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